El 1 de abril de 1921, Adrienne Bolland, una joven aviadora de 26 años, alza vuelo en Mendoza al comando de un Caudron G3 biplaza, sin mapa ni brújula, con el objetivo de cruzar la Cordillera de los Andes. Alcanzando una velocidad de 50 km/h, Adrienne cruza la Cordillera cerca de su punto más alto, el Cerro Aconcagua, de 6.962 metros sobre el nivel del mar, y aterriza en Santiago de Chile, luego de un vuelo de 4 horas y 15 minutos, durante el cual tuvo que soportar temperaturas extremas (-26 ° C).
Adrienne Bolland nació el 25 de noviembre de 1895 en Arcueil, a las afueras de París, en el seno de una familia de emigrantes belgas. Tuvo una infancia difícil al ser la pequeña de siete hermanos y no recibir todo el cariño y la atención que ella necesitaba. En su familia la llamaban “el pequeño terror”.
Así, tuvo que hacerse a sí misma. Pero su época de juventud fue un tiempo complicado para ella, sumergida en ambientes de fiesta, juego y alcohol donde perdió el poco dinero que tenía. En una de aquellas turbias veladas, mostró su interés por la aviación y su sueño de convertirse en piloto. Un amigo suyo la tomó en serio y le sugirió que se pusiera en contacto con el prominente constructor de aeroplanos Renneé Caudron. No lo dudó, pensando que así podría cumplir su sueño a la vez que podría también pagar sus deudas.
Inicia una prometedora carrera
Bolland no se lo pensó dos veces y se trasladó a Le Crotoy, cerca del Canal de la Mancha, donde Caudron tenía su cuartel general. En dos meses conseguía su licencia de vuelo y empezaba a sentirse mucho mejor en el cielo que en la tierra, donde la tristeza y los problemas psicológicos eran demasiado constantes.
Eran los primeros meses del año 1920 y Adrienne ya formaba parte del equipo de Caudron, aunque sin que su tarea principal fuera la de pilotar ningún avión. Algo que consiguió gracias a su propia insistencia y a la visión comercial de Caudron quien pensó que si una mujer conseguía pilotar uno de sus aviones, todo el mundo pensaría que sería algo muy fácil de hacer.
En el verano de aquel mismo año, aceptó el reto de pilotar un G3 a través del Canal de Mancha, convirtiéndose en la segunda mujer en conseguirlo, detrás de Harriet Quimby, quien ya lo consiguiera en 1912.
Del Canal de la Mancha a los Andes
El 9 de enero de 1921, junto a su mecánico Duperrier, llegó a Buenos Aires. El vuelo se realizaría en un Caudron G3, fabricado por Societé des Avions Caudron, fundada por los hermanos Gastón y Renneé en 1909.
Era un avión de reconocimiento que ya había sido utilizado durante la batalla del Marne en 1914. El Caudron G3 tenía una envergadura de 13,40 metros y una longitud de 6,40 metros. Un motor LE RHÔNE de 80 CV le proporcionaba una velocidad de 108 km/h y un techo de servicio de 4.000 metros, insuficiente para cruzar la Cordillera.
Cuenta Adrienne que la noche anterior a la aventura, una misteriosa mujer entró en su habitación y le advirtió que debía fijarse en un lago en forma de ostra y, también, en la cima de una montaña que tenía la forma del respaldo de una silla volcada.
El 1 de abril de 1921 a las 7:30 AM partió del aeródromo Los Tamarindos, actualmente El Plumerillo, con la máxima ropa de abrigo posible, mameluco grueso, untada con grasa y bajo la ropa varias capas de papel de periódico para resistir las bajas temperaturas de Los Andes. Al llegar a las montañas le costó mucha energía controlar el avión, así como soportar el frío extremo. Las corrientes de aire zarandeaban el pequeño G3 y, en ocasiones, lo empujaban hacia abajo.
De repente, en plena confusión, vio el lago en forma de ostra y giró hacia la izquierda hacia la pared en forma de silla para descubrir que una corriente de aire la impulsaba hacia arriba. Llegó al puerto de las Cuevas y, tras atravesar una oscura garganta, salió a campo abierto y divisó Santiago de Chile. Después de un vuelo de algo más de 4 horas, logró aterrizar en aeródromo y Escuela Militar de Santiago de Chile Los Espejos, actual base aérea El Bosque, donde fue agasajada.
Adrienne, después de fracasar en su objetivo de volar entre Río de Janeiro y Buenos Aires, volvió a Francia en 1923, donde continuó realizando exhibiciones y competiciones aéreas.
En 1930 se casó con el aviador Ernest Vinchon, con el que continuó volando y compartió ideas de izquierdas y republicanas que le llevaron a formar parte de la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial.
Adrienne Bolland fallecía a los 79 años el 18 de marzo de 1975 en París, y fue enterrada en el cementerio de Donnery, en el departamento de Loiret, cuna de su familia.
Air France celebra el centenario de la gesta
Cien años después de esta hazaña, dos vuelos comerciales de Air France, operados en Boeing 787 y Boeing 777, despegaron simultáneamente de París-Charles de Gaulle el 31 de marzo para aterrizar en Buenos Aires y Santiago de Chile el 1º de abril. Ambos vuelos fueron piloteados exclusivamente por mujeres en homenaje a Adrienne Bolland, quien no sólo marcó un importante hito en la historia de la aviación, sino que también, a lo largo de su vida, luchó por los derechos y el reconocimiento a las mujeres.
En Buenos Aires, la Directora General de Air France KLM para Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay, Nathalie Larivet, junto a la Sra. Embajadora de Francia en Argentina, Claudia Scherer-Effosse, dieron la bienvenida al vuelo AF228 en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. El vuelo fue piloteado por la Comandante Laurence Elles-Mariani, con una trayectoria de más de 24 años al mando de aviones de Air France, y las copilotos Stéphanie Petiot y Caroline Szekezly.
Cien años después, todas las profesiones de la aviación son accesibles para las mujeres. El legado de las pioneras de la aviación, como Adrienne Bolland, que lucharon por visibilizar y hacer reconocer sus habilidades, contribuyó mucho a que así sea y su recuerdo está muy presente entre el personal de Air France. Nathalie Larivet, Directora General Air France KLM para Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay, comentó: “Es una gran satisfacción para nosotros poder organizar actividades que visibilicen la historia de esta gran aviadora. Adrienne Bolland es una fuente de inspiración para todas las mujeres que desean alcanzar un ambicioso objetivo profesional, sobre todo en áreas en las que el género femenino aún está poco representado”. En las palabras de la Embajadora de Francia, Claudia Scherer-Effosse, Adrienne Bolland es «una mujer que encarna el valor y la fuerza de todas aquellas que lucharon por hacer realidad sus sueños, y por deconstruir los estereotipos de la época, que las confinaban a cumplir el rol de ‘mujer’ socialmente establecido».
Celebraciones de la Embajada de Francia en Argentina
Durante todo el año del centenario, la Embajada de Francia en Argentina desarrollará distintos eventos y actos simbólicos para visibilizar a Adrienne Bolland. Una muestra fotográfica en las rejas de la Embajada, una escultura del artista franco-argentino Pablo Reinoso que se podrá disfrutar al aire libre y ciclos de conferencias sobre esta gran aviadora son solo algunos de los eventos que se podrán aprovechar a lo largo del año.