La ropa y el color de esta es un estímulo muy fuerte para los niños durante su crecimiento ya que puede influir en el carácter y en la personalidad de los más pequeños de la casa. Los colores afectan a sus emociones y a su mente con la energía que desprenden, son estímulos visuales que generan reacciones en el estado de ánimo de un niño y en su conducta.
Los colores influyen en la personalidad y en las emociones de los niños
Los niños son muy sensibles a los colores y tienden a sentirlos de una manera especial, no solo a verlos, y estos influyen tanto positiva como negativamente sobre el comportamiento y el estado de ánimo de los más pequeños.
Pueden causar todo tipo de sentimientos en él, como por ejemplo emoción, inspirar, dar calma, aumentar la ansiedad y la tensión, dar paz, disminuir o aumentar la agresividad, ayudar a conciliar el sueño, mejorar la concentración o estimular la memoria, entre otros.
Los más pequeños prefieren los colores brillantes
Los niños se adueñan del mundo que los rodea a través de sus ojos y los colores más brillantes son los que más les ayudan a distinguir formas y categorías de objetos. Estos colores los atraen ya que son más fáciles de ver para ellos. Por ello es muy importante saber cuáles son los colores más apropiados para los niños.
Se sienten más atraídos por colores brillantes en lugar de colores pastel o apagados. El rojo, amarillo, azul, verde, naranja y morado son más atractivos para ellos que los tonos claros como el rosa pastel, beige, gris o marrón.
¿Qué significa cada color?
Se suelen asociar los colores vivos a la alegría y los colores oscuros a la tristeza y, curiosamente, un niño de 3 años puede hacer esta distinción. Para seleccionar un color hay que tener en cuenta que es lo que necesita el niño en cada momento.
El azul y el blanco tranquilizan y transmiten una sensación de calma, paz y serenidad. Son colores muy apropiados para niños con problemas de sueño o niños muy activos y por el contrario, no son recomendables para niños tranquilos ya que pueden transmitirles somnolencia.
El rojo atrae la visión al instante y estimula la acción. Ayuda a los niños a generar energía, da vitalidad y combate la depresión.
El amarillo es un color optimista, positivo, muy activo y estimulante. Despierta la actividad mental y es ideal para niños que tienen poca concentración o problemas de aprendizaje.
El verde les da equilibrio y tranquilidad, fomenta la armonía y ejerce de calmante en los más pequeños. Puede ser adecuado cuando el niño tiene miedo de aventurarse, cuando se aferra demasiado a sus padres o cuando el niño necesita energía.
Vestir a un niño de un color determinado sirve para fomentar ciertas actitudes o estados de ánimo en ellos mismos, para que cuando sean mayores asocien esos colores a aquellos sentimientos que tenían cuando eran más pequeños.