Llevar adelante un negocio y sobre todo triunfar y ser referente es un verdadero reto sea cual sea el sector. Dentro del mundo del vino, liderar una bodega es un proyecto especial, pero a la vez un desafío. Cada vez más competencia, más exigencia y más dificultades.
¿Qué es lo que hacen las marcas de vino que tienen más éxito? ¿Cómo conseguir crecer y seguir liderando año tras año? Elaborar vino ya no es solo cosa de hombres. La presencia femenina entre vides y barriles de roble francés, español o americano ha dado un gran paso en los últimos tiempos. Así es como, lejos de ser un camino fácil, el talento femenino no pasa por alto dentro del mundo vitivinícola. Un avance en la sociedad que trae consigo grandes éxitos e incluso mujeres pioneras en el sector.
Carmen y María José Basconcillos: del amor por la naturaleza a liderar una bodega pionera del siglo XXI
Carmen y Maria José Basconcillos regentan, a día de hoy, una bodega que ha marcado el sector del vino en los últimos años. Ambas mujeres han hecho de Dominio Basconcillos una bodega pionera del siglo XXI en cultivo ecológico, tecnología y localización, con condiciones excepcionales en un paraje único y reconocida a nivel internacional.
El esfuerzo, la constancia y el carácter familiar de este negocio, junto al amor por la naturaleza que ya su padre transmitió desde los inicios, han hecho que ambas hagan de este vino un referente en el sector. Junto a todo ello, sus amplios conocimientos industriales y en tecnología e innovación trasladados a las bodegas le posicionan a la vanguardia de las últimas tendencias y en continuo progreso y evolución.
¿Por qué han conseguido un vino único en el mercado?
“Siempre nos mantendremos fieles a nuestra producción controlada y limitada” – Carmen Basconcillos, dueña de la bodega Dominio Basconcillos.
Viñedo en altura
Uno de los valores diferenciadores de Dominio Basconcillos es precisamente su localización. Cuando este proyecto comenzó en torno a los 2.000, y liderado por su fundador, su padre José María Basconcillos, cultivar viñas a una altura de 1.000 m se consideraba algo arriesgado e inexplorado. Sin embargo, en el actual contexto de cambio climático, los vinos de altura cotizan al alza.
La altura del viñedo unido a una exposición sur, la orografía del terreno con una diversidad en sus suelos (arcillo-calcáreos, grava y arena), las diferencias de temperatura entre el día y la noche, la ventilación y pureza del aire y los rendimientos muy bajos (menos de 4000 kg/ha) hacen que las condiciones de esta bodega del conocido como Paraje del Alto del Cura, lugar donde ya en la Edad Media los monjes Benedictinos trajeron el cultivo de la vida alrededor de su monasterio, no se encuentren en ningún otro lugar.
“Bodegas de Peñafiel vienen aquí porque necesitan esa frescura que aporta la altitud”, señala Carmen Basconcillos.
Aunque no son viñedos fáciles de cosechar, los resultados son excelentes, un reto para el que Carmen y María José luchan cada día.
Sostenibilidad
La sostenibilidad, una de las tareas pendientes en los últimos tiempos, es uno de los hilos conductores de este proyecto desde sus inicios y lo que impulsó a José María Basconcillos a adentrarse en el mundo vitivinícola y ser, a día de hoy, una bodega pionera en viticultura orgánica. Un aspecto para el que Carmen y María José están en continuo proceso de aprendizaje y avance.
Ambas tienen claro que “sólo respetando los ciclos naturales se consigue lo mejor de ello”. Así es como, tras dos décadas trabajando el viñedo de forma natural, la finca se ha convertido en un auténtico refugio de biodiversidad.
“Creamos unas unidades funcionales de paisaje. Plantamos flores que actúan como fuentes de polen y néctar para los diferentes insectos, y estos realizan tareas de polinización y control biológico natural” – Carmen y María José Basconcillos.
Su compromiso es tal que desde 2004 ostentan el certificado de vino ecológico. El respeto por la biodiversidad y el medio ambiente se encuentra presente en cada uno de los pasos que se dan dentro del proceso de elaboración. Además, todas las labores de mantenimiento y escarda se realizan minimizando cualquier producto de síntesis química y herbicidas.
La tipología de su bodega inspirada en los conocidos Châteauxes franceses, en la que Viñedo y Bodega conforman la propiedad (el Dominio), hace que todo detalle esté estudiado para que los trabajos de cuidado del campo, vendimia y elaboración sean coherentes y respetuosos con su tierra, con el fruto y con la filosofía de Dominio Basconcillos.
Innovación
Aunque a priori parezca un pequeño negocio familiar que comenzó a finales de los años 90, la innovación ha ido siempre de la mano de esta bodega con el objetivo de conseguir la mejor calidad a base de aprovechar los beneficios de la tecnología llevados al campo y a los procesos de elaboración del vino.
Dispositivos con inteligencia artificial, sensores de medición, Big Data aplicado a la viticultura, imágenes vía satélite, gestión de residuos procedentes del viñedo en beneficio y enriquecimiento del suelo, o fijación de CO2, son algunos de los avances que en los últimos años se han incluido, y que día a día se siguen trabajando con miras a proyectos aún más ambiciosos. Esta filosofía, que camina hacia la agricultura del futuro, se suma a un nuevo reto I+D con la premisa de ser los mejores en su sector y conseguir la excelencia en cada botella.
En colaboración con las universidades de Burgos y Salamanca, la bodega ha desarrollado proyectos de I+D para la mejora de los suelos. “Utilizamos varias técnicas combinadas: por un lado, está el Biochar, un carbón vegetal que se mantiene intacto durante un largo periodo de tiempo y sirve para crear estructuras en las que se alojan microorganismos. En estas estructuras se produce una gran retención de humedad, así nuestro suelo mejora en longevidad. Además, el viñedo se convierte en un sumidero de carbono. De este modo practicamos una agricultura regenerativa y devolvemos carbono a la atmosfera. Nuestro viñedo se trata como un bosque tropical”, explican Carmen y María José.