El Mirlo, el mítico restaurante tarifeño que reabrió este verano bajo el paraguas de Marbella Club, ofrece una exquisita y actualizada carta mediterránea con platos clásicos y típicos de la zona en una ubicación única dentro de un paraje natural
¿Tienes algún plan para disfrutar de los últimos coletazos del verano? No hay nada mejor que despedir las vacaciones y retomar la rutina disfrutando de una degustación gastronómica. Y para ello, el lugar perfecto es Tarifa.
El Mirlo, el pajarito favorito de la Costa del Sol y desde este verano bajo el paraguas del legendario hotel Marbella Club, ha retomado su vuelo para ofrecer uno de los mejores rincones de comida mediterránea de nuestro país.
Este restaurante mítico familiar que ha formado parte del tejido gastronómico y empresarial de la zona de Tarifa durante décadas y ubicado en medio de un paraje natural atravesando las famosas dunas de Punta Paloma, continúa su recorrido con una nueva carta al mando de Santiago Guerrero, chef ejecutivo de Marbella Club. Santiago ha querido mantener la esencia y máxima calidad que caracteriza El Mirlo, rescatando platos clásicos como el borriquete, el atún rojo o el arroz con leche casero, e incorporando nuevas delicias como el arroz meloso de carabineros o el flan de queso Payoyo.
Además, el jefe de bares de Marbella Club, Nelson Gallo firma la carta de coctelería inspirándose en la rica historia natural de la zona y de la familia fundadora con brebajes como “El Chico”, un homenaje a Rafael Chico, cabeza de familia y originario de El Mirlo; o “El canto del mirlo”, guiño a lo que se considera uno de los cantos más melódicos que existen en el mundo animal.
Los comensales pueden disfrutar de la carta tanto en la zona del restaurante principal, como en barra. El proceso de decoración ha corrido a cargo de la interiorista Paola Galiardi, que ha querido trasladar la sensación de desconexión y aire desenfadado que caracteriza Tarifa a cada rincón de El Mirlo, partiendo de la base – su típico colorido azul y materiales autóctonos. Tinajas de barro con buganvillas, mimbre, fuentes de piedra natural y carpintería andaluza decoran su terraza, al igual que sus barriles originales.
Además, cuenta con la zona del jardín, donde se puede comer en mesas de picnic y los niños pueden disfrutar de una pequeña zona de juego frente a las vistas imponentes de la otra orilla, África. Un camino a la playa parte de El Mirlo, llevando a sus clientes a la playa en 15 minutos.
“Tenemos suerte de contar con unas vistas sin precedentes, productos kilómetro cero que brillan por sí solos y un equipo local con alma y pasión por la tierra que se desprende de la manera más auténtica,” dice David Muñiz, Restaurant Manager.
