El vino blanco no es blanco. Ni las uvas con las que se elabora son necesariamente uvas blancas. El vino blanco es el único que se puede elaborar con cualquier tipo de uva. Y es que dentro de los blancos están los “Blanc de Blanc” y los “Blanc de Noirs”, configurados con uvas negras.
Añadas y cuerpo
Los blancos son más ligeros por la maceración, pero si la variedad de uva es potente, el vino puede tener tanta presencia como un tinto. Por otra parte, pueden encontrarse muchos buenos blancos con crianza e incluso con reserva y más de diez años de envejecimiento en botella.
El mito del vino para el pescado
Los blancos pueden ir perfectos con guisos potentes de ave y patés, sopas y platos que contengan carne. Los sauvignon blanc, con una acidez marcada y fresca o los vinos untuosos al estilo de los Rieslings de Alsacia y Alemania suelen acompañar casi cualquier preparación con cerdo, carnes grasas y salsas. Además, variedades como el Pinot Gris y Verdicchio producen vinos perfectos para servir acompañando platos especiados e incluso picantes.
Maridaje con quesos
Siempre se ha pensado que los quesos sólo maridan con tintos, pero hay blancos que van perfectos con quesos tipo brie o muy tiernos, o incluso con ciertos quesos curados.
Hay una enorme variedad
Dentro de los blancos también hay muchas diferencias en función de la variedad de uva escogida para su elaboración. No es lo mismo un verdejo, ahora tan de moda, que una garnacha blanca, que tiene una estructura muy similar a los tintos.
¿Hay que tomarlos siempre fríos?
Determinados blancos muy jóvenes y con una elevada acidez pueden servirse fríos, pero es sólo porque sus cualidades son limitadas. En cuanto un blanco gana temperatura, hasta un límite de unos 12º centígrados, asoman unas cualidades aromáticas que por debajo de los 8º pasan desapercibidas.
Es bueno para el corazón y pulmones
Un estudio realizado en la Universidad de Connecticut desveló que beber una o dos copas de vino blanco al día reduce las secuelas que puede dejar un paro cardiaco. También protege el corazón del envejecimiento, manteniendo en buenas condiciones los ventrículos.
Además, el consumo moderado de vino blanco a lo largo de una vida, puede mejorar la salud pulmonar y prevenir la aparición de las enfermedades que afectan el sistema respiratorio. Hasta hace poco se creía que solo el vino tinto era capaz de prevenir la aparición del cáncer pero el vino blanco también protege las células e impide el avance del cáncer, sobre todo del cáncer de mama.
Gran poder antioxidante
Se ha comprobado que el vino blanco contiene una cantidad de antioxidantes similar a la que se encuentra en el aceite de oliva o el vino tinto y además está perfectamente indicado para quienes quieren mantener la línea, ya que las dietas para adelgazar pueden permitir el consumo de vino blanco. De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Hohenheim encontró que una dieta en la que el 10% de las calorías provengan del vino blanco, permite una pérdida de peso más rápida.
Protege el cerebro
Se ha comprobado que tres copas de vino blanco a la semana, tienen un efecto protector sobre el cerebro ya que el ácido fenólico protege de enfermedades neurodegenerativas, como la demencia.